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Ferran Palau (Esparreguera, 1983) es un músico y productor ubicado orgullosamente en Collbató, bajo la cara sur de Montserrat. Es miembro fundador del grupo experimental Anímic y en solitario ha publicado cinco discos. Su brújula extraña le permite encontrar la belleza en la tristeza y transmitir la complejidad con muy pocas palabras.

FERRAN PALAU

CANTAUTOR | DISLEXIA | MONTSERRAT | MÚSICA
2021 / 06 / 10

Collbató.

FP: Es mi casa desde que tengo 3 años. Mi padre se hizo el valiente y se pilló un terreno, una casa con piscina. Algo increíble para un chaval de mi edad. He pasado toda mi vida aquí, mi infancia, he hecho los amigos aquí y también en Esparraguera que es el pueblo de al lado y donde iba a estudiar. De alguna manera en mi música hay este ambiente, son estas calles extrañas, esta mezcla entre asfalto y montaña, este tipo de Twin Peaks… al menos yo lo siento así. Cuando llego de tocar me gusta mucho ver la montaña, es una alegría. No he encontrado un lugar más guay para vivir. Para mí Collbató es el paraíso.

Un rollo Twin Peaks, dices.

FP: Sí porque es un poco una urbanización que fue de lujo pero que ahora no lo es tanto. Pistas de tenis abandonadas, piscinas verdes, extrarradio oxidado… y la montaña (Montserrat) encima… es un símbolo para nosotros.

Foto: Sílvia Poch

“ Hay una belleza extraña en la tristeza, incluso luminosa»

En algún lugar te he oído decir que tuviste una infancia extremadamente feliz y que, como contrapunto, te llamaban la atención las cosas oscuras.

FP: Si… por ignorancia siempre me han fascinado las películas de terror, la oscuridad, la tristeza, las depresiones. Nunca he tenido una depresión pero sí he tenido gente cerca que las ha sufrido. Tengo una idea romántica de la tristeza que hace que a la hora de escribir letras siempre busque palabras que te puedan retorcer un poco, aunque no diría que hago una música triste. Hay una belleza extraña en la tristeza, incluso luminosa: la tristeza puede tener una belleza. Culturalmente se entiende la muerte como algo oscuro pero mucha gente la describe como algo luminoso.

Belleza extraña, me gusta.

FP: Si, a mi también me han pasado cosas y he tenido momentos tristes, como todo el mundo, pero nunca he tenido una gran tristeza o un gran trauma que me lleven a escribir; me acerco siempre desde la curiosidad.

Dislexia.

FP: Me la diagnosticaron bastante tarde. Ya llevaba tiempo suspendiendo muchas asignaturas y llegó un momento en que mi padre, que es un poco cabroncete, me dijo: bueno Ferran o eres tonto o eres disléxico. Y recuerdo que me vino a buscar a una academia de repaso, que tampoco tuvo éxito, y llevaba un papel que decía que si, que era disléxico. La verdad es que me alegró mucho, claro. Tenía una explicación para sacar malas notas. Siempre hablo con orgullo de ser disléxico. Mi creatividad viene de eso. El hecho de no tener referentes literarios, el hecho de escribir desde una cierta ignorancia, desde algo naif, me da una cierta libertad. Del mismo modo que intento no escuchar mucha música en catalán porque no me quiero contaminar. No he tenido referentes literarios, no he leído nunca, no me concentro… también me pasa con las series, por ejemplo. Louise hace resúmenes, tengo déficit de atención.

Yo soy diagnosticado con TDAH. O te hundes o te sobrepuesto, no? Tienes que buscar maneras de hacer diferentes a lo que hace la gente a tu alrededor, porque su forma no funciona para nosotros.

FP: Si, yo he tenido siempre facilidad para las palabras. Mi madre me dice que empecé a hablar exageradamente pronto. Quizás una cosa no tiene nada que ver con la otra… la lectura y la escritura. Ser disléxico no significa que no tenga facilidad de evocar cosas con pocas palabras.

«El hecho de no tener referentes literarios, el escribir desde una cierta ignorancia, desde algo naif, me da una cierta libertad.»

¿Sigues haciendo listas de palabras que te fascinan por entonces escribir canciones?

FP: Tuve una época, hacia 2015, en que lo hacía. Me estaba buscando a mí mismo, mi manera de escribir. Estaba enfrascado en crear una forma personal de escribir y el método era equivocado ya que buscaba palabras extrañas, en desuso, no se… Aprendí mucho pero cuando hice mi disco «Blanc» (Halley Records, 2018) decidí optar por el minimalismo: en sacar más que poner.

Menos es más.

FP: Si. Y entonces hice lo contrario: hacer listas de palabras que no se pueden decir. Mogollón de nombres, de referencias, cosas que hacen que las letras sean concretas. Así las letras pueden funcionar con todo tipo de personas, también en el futuro… las letras pueden tener vigencia  en treinta años. Si por ejemplo escribo que lo que tengo un escrito en mi WhatsAppp, dentro de unos años ya no usaremos esto y no tendrá sentido. Por eso en mis letras hay un planeta virgen donde hay un tú y un yo y un espacio indefinido ingrávido donde mandan las sensaciones más que las cosas, por eso siempre hay verbo, hipótesis, condicionales. Cosas que pueden pasar… pero hay poco que se pueda tocar y concretar.

¿Te autocensuras?

FP: Si, me pasa a menudo. Es como cocinar… Quizás si soy demasiado concreto, pues lo compenso. Si veo que hay demasiada dulzura en una canción, le meto mala hostia. Es un instinto que me va guiando, me guío por sensaciones. Tengo una brújula extraña que me lleva donde quiero ir. Sobre todo es importante que no haya elementos de realidad. Por ejemplo, en «Parc» (Hidden Track Records, 2021) no hay pandemia, no hay mascarillas y está grabado en tiempos de pandemia.

Hay un cierto contraste entre tu iconografía un punto pop, casi infantil, y tus letras, que suelen ser más complejas y en ocasiones oscuras. ¿Es algo buscado?

FP: Son las cosas que me gustan. Es la estética que me gusta. Lo que hago es una cocina de elementos. En el fondo, aunque no me gusta que me lo digan, soy un cantautor. Cantautor tiene una imagen concreta pero si se interpela con otras imágenes pues ya entra de otra manera. Quiero relacionarme desde esta estética. El producto que yo vendo soy yo, es cansino pero es que es verdad. Y soy un producto de consumo, no soy falso, soy real e intento que sea bonito.

¿Cuando acabas un concierto te gustaría ser invisible o te gusta la relación con los fans?

FP: Me gustaría desaparecer muchas veces, cuando llego siempre miro las puertas de salida… pero muchas veces tengo que vender discos y merch, debo hacerlo. Es la parte que no me gusta pero conoces a gente. Este domingo pasado por ejemplo, en Vic, una pareja vino y me explicó que una canción mía ayudó a superar un duelo de la muerte de un padre. Esto me reconforta y me conecta con lo que hago, pero si… me cuesta socializar. Si dependiera de mí, desaparecería.

Eres muy exigente con el público. ¿Te molesta si habla durante un concierto tuyo?

FP: Sé que es mucho pedir pero mi música requiere silencio. Si no hay silencio no puedo hacer mi música. Si no hay silencio me voy. De hecho, en mis contratos, Louise, mi manager y pareja, pone una cláusula que dice que si no hay silencio puedo irme. El reposo forma parte de mi música. A veces me ponen a una plaza a las diez de la noche… pero claro, la gente ya tajilla y no funciona. Es cuestión de contexto. Mi música no funciona en todos los contextos.

¿En qué momento dejó de ser un hobbie para ti la música? Antes hacías de profe, ¿no?

FP: Hacía de guía turístico en unas cuevas. Para mí la música nunca ha sido un hobbie, siempre ha sido mi prioridad. Me viene de pequeño. No jugaba a nada… sólo a la oca. No me gustaba jugar de pequeño y no me gusta ahora. Si hago algo lo hago en serio. Si no hay un final no me interesa. Nunca me he entretenido con nada que no tenga un resultado final. Si culmino algo, me lo quedo.

¿Como ocupas el tiempo cuando no haces música?

FP: Con las actividades de la vida cotidiana, mi familia, hacer la comida… Desconecto haciendo lo que me gusta. Todo lo que hago tiene que ver con mi proyecto artístico.

¿Ser padre cómo afectó tu carrera?

FP: Positivamente. Las cosas que he hecho y que más me han funcionado ya las he hecho siendo padre de familia. Mi pareja y mi hijo me inspiran. Somos un equipo, una empresa familiar. No distingo entre familia, amigos y música, todo es música, amistad, familia… todo se mezcla.

¿Con quién colaborarías? Vivo o muerto.

FP: Mi héroe musical es Nick Drake. Me conformaría con sentarme y ver un concierto suyo. Soy un obseso de Nick Drake, es casi una figura religiosa. Era un extraterrestre. No se puede definir lo que hacía.

¿A quién te gustaría ver en una etiqueta de MAUS®?

Soy muy fan de Sebastià d’Arbó. Tiene un programa de radio que se llama «Misteris» (RAC1). Es un Iker Jimenez a la catalana. Sería interesante verlo en una etiqueta. Es un personaje de ficción, hahaha. Investiga a este tío! A mí me ha salvado la vida. Conduciendo de noche hace que esté atento todo el viaje.

¿Nos recomiendas una peli, un disco y un libro?

FP: El último disco de Alice Phoebe Loo me ha gustado mucho. También el último de Jessica Pratt. De libro, el libro de Nick Drake que escribió su hermana Gabrielle Drake (Nick Drake: recuerdos de un instante, 2017, Malpaso Ediciones). Y una peli….

O serie.

Esta de HBO, «Mare Of Eastown», donde sale Kate Winslet. Está súper bien hecha. Me recordó a Twin Peaks, que a mí me vuelve loco. Clima cerrado de pueblo donde todos se conocen… algo que has visto muchas veces pero que a mí me ha flipado, hecho con mucho arte.

ENTREVISTA: JORDI CLUSELLA
JUNIO 2021
MAUS®

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